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viernes, 22 de abril de 2011

Vargas LLosa en Uruguay y el debate político


El pasado mes de enero, Mario Vargas Llosa, último premio Nobel de Literatura estuvo en Uruguay, concretamente en Punta del Este.
Llamó la atención que no se le hiciera por parte de autoridades nacionales o regionales un reconocimiento por su distinguida carrera, que tuvo como distinción universal el Premio Nobel. Naturalmente que se asoció esa falta de consideración para uno de los literatos más importantes contemporáneos con su posición política diferente a los gobiernos de izquierda de Uruguay.
En aquel momento se criticó que ni la Universidad de la República, que usualmente hace reconocimientos sobre todo a figuras afines a la izquierda, teniendo la oportunidad de reconocer a una figura de tal tamaño haya sido omitida. 
Tampoco la Intendencia Municipal de Montevideo que le ha dado las llaves de la ciudad a mucha gente, seguramente no todos de los méritos de Vargas Llosa, no lo hizo en aquella instancia. Ni la Intendencia de Maldonado –también gobernada por la izquierda- homenajeó al autor de “La ciudad y los perros”. 
En estos días nos ha vuelto a visitar el autor peruano y realizó una conferencia en la Universidad Católica que le hizo un reconocimiento quizás en desagravio de la que no realizó la Universidad de la República.
Pero en esta ocasión la Intendencia Municipal de Montevideo gobernando por una intendenta comunista lo nombró ciudadano ilustre, lo que limpió la omisión anterior. Sin embargo, llamó la atención que Vargas Llosa más que en tono de literato estuvo dando charlas más con un contenido político que afín a su esencia cultural.
Allí hizo mención a que había votado por Toledo en las últimas elecciones y que en el balotaje que hoy está en juego en Perú es totalmente contrario a la opción de Fujimori. Hizo especial distinción por el sistema político uruguayo por su tolerancia aunque hoy esté gobernado por un partido de izquierda y, sin embargo, fue crítico con otros países como Cuba y Venezuela.
En definitiva, las presencias del Premio Nobel de Literatura estuvieron signadas por el debate político en una suerte de mezcla y contradicciones entre el hombre de letras y el hombre político.